En el pasado, el azúcar fue considerado un agente medicinal, conocido por alterar "el humor" y por sus propiedades calmantes. Aún quedan escépticos acerca de los beneficios medicinales de dicha sustancia, pero sin duda juega un papel en el tratamiento de la hipoglucemia, y se utiliza mucho para hacer los medicamentos tolerables, especialmente para los niños.
El valor tóxico del azúcar está bien establecido, como causa principal de la caries dental, la resistencia a la insulina y la diabetes mellitus tipo 2. Sin embargo, ha llevado varios siglos de consumo de azúcar por parte de la sociedad para empezar a conocer sus riesgos. Aunque siempre estuvo disponible en Europa, en pequeñas cantidades desde el siglo XIII, el consumo comenzó a crecer en los siglos XV y XVI. Esto conllevó el descubrimiento y cultivo de la caña de azucar(Saccharum officinarum) en el Nuevo Mundo, por parte de los exploradores europeos como Cristobal Colón.
En casa, los europeos ricos desarrollaron un gusto por esta importación de lujo y se establecieron las lucrativas rutas comerciales de azúcar entre Europa y las islas del Caribe. Con el tiempo, mucha de la tierra cultivable en los nuevos territorios se usó únicamente para cultivar caña de azúcar. Este cultivo fue exigente con los nutrientes del suelo y la cosecha del azúcar era tediosa, dolorosa y a menudo peligrosa. Se introdujo la esclavitud, suministrando mano de obra barata para suplir la gula del azúcar por parte de Europa, pero también fracturó familias y grupos sociales, causando una incontable perdida de vidas. La población norteamericana también desarrolló un gusto por el azúcar y empezó a importar y cultivar "la noble caña".
En Europa, el consumo de azúcar estaba inicialmente restringido a los ricos. De hecho, la reina Isabel I tenía fama de tener mala dentición por su adicción al azúcar. Sin embargo, con el tiempo cayeron los precios y la clase trabajadora normal también tuvo acceso al azúcar. En ese momento, las consecuencias para la salud de azúcar fueron objeto de acalorados debates. Algunas voces expresaron su preocupación sobre los riesgos del consumo excesivo, pero dichas voces fueron silenciadas a menudo por otros que tenían fuertes intereses económicos en el mantenimiento de la demanda de azúcar. La esclavitud también se convirtió en un tema de controversia y de la opinión pública se volvió poco a poco en su contra, lo que culminó con su abolición en Inglaterra en 1833, y en todo el Imperio Británico en 1834.
Hoy en día, la fuente de azúcar de las distintas poblaciones europeas es la remolacha azucarera cultivada localmente, con menos consecuencias adversas sobre los aspectos agrícolas, ecológicas y sociales de nuestro mundo. Sin embargo, el costo de ignorar los problemas de salud debido a la ganancia financiera es una lección que vale para todas las generaciones.
Via blogs.plos.org
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