RHIC, en el Brookhaven Lab, lo encontró primero: un líquido perfecto de fuertes interacciones entre quarks y gluones, el plasma de quark-gluon (QGP), producido por iones pesados que se golpean entre si a la velocidad de la luz. El hecho de que el QGP producido en esos choques de partículas sea líquido y no gas, como se espera, y que fluye como un fluido sin fricción, ha tomado a los físicos por sorpresa. Estos descubrimientos, confirmados por los experimentos con iones pesados en el LHC en Europa, han planteado nuevas preguntas sobre la naturaleza de la materia y la fuerza nuclear fuerte que mantiene el universo visible, junto.