Los agujeros negros y los púlsares emiten densos chorros de partículas que están hechos de electrones y positrones, la antipartícula del electrón. Pero algunas características básicas y muy importantes aún permanecen poco claros: ¿Cuál es su composición precisa de partículas? ¿Cuánta energía contienen? ¿Cómo interactúan las partículas en los chorros en un ambiente de baja densidad del espacio exterior? La principal dificultad para responder a estas cuestiones es que los sistemas astronómicos solo pueden ser medidos indirectamente: el chorro más cercano está a una distancia de 1024 millas. Ahora, un grupo de investigadores ha informado de un nuevo método de sobremesa para generar flujos de electrón-positrón que puede hacer más accesibles las mediciones, permitiendo la reproducción a escala de los flujos materia-antimateria en el laboratorio.