
El equipo descubrió que haciendo el promedio de los patrones de las ondas dobladas, los patrones de difracción, del mismo cristal usando diferentes alineaciones de muestra en la instrumentación, y usando un algoritmo desarrollado por ellos, podían compensar la distorsión y mejorar la resolución espacial en dos órdenes de magnitud.
Los investigadores sometieron a un solo crista del oro de 400 nanómetros, a presiones desde 8.000 veces la presión a nivel del mar hasta 64.000 vece dicha presión, lo cual se aproxima a la presión en el manto superior de la Tierra, la capa entre el núcleo y la corteza externa. El equipo realizó el experimento de recreación de imágenes en el Laboratorio Nacional Argonne. Comprimieron el nanocristal de oro y primero descubrieron que, según lo esperado, los bordes del cristal se volvieron afilados y tensos. Pero para su total sorpresa, las tensiones desaparecieron tras aplicar más compresión. El cristal desarrolló una forma más redondeada a altas presiones, implicando un inusual flujo similar al plástico.
Las nanopartículas de oro son materiales muy útiles. Son aproximadamente un 60% más rígidas que otras partículas de unos micrones de tamaño y pueden ser cruciales para la construcción de mejores electrodos moleculares, recubrimientos moleculares a nanoescala y otros materiales de ingeniería avanzados. Esta nueva técnica puede ser crítica para avanzar en esas áreas.
Via Carnegie science
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