Una nueva investigación pone en duda la antigua creencia de que la oxigenación de la atmósfera y los océanos fue un requisito previo para la evolución de las formas de vida complejas. El estudio se basa en un trabajo reciente de científicos daneses que descubrieron que las esponjas, los primeros animales en evolucionar, requirieron solo pequeñas cantidades de oxígeno.
Ha habido suficiente oxígeno en las aguas de la superficie del océano durante 1.500 millones de años antes de que evolucionaran los primeros animales, pero las oscuras profundidades del océano permanecieron desprovistas de oxígeno. Los investigadores argumentan que la evolución de los primeros animales podrían haber jugado un papel clave en la expansión de la oxigenación de las profundidades oceánicas. Esto a su vez puede haber facilitado la evolución de los animales móviles más complejos.
Los investigadores consideraron mecanismos por los cuales las profundidades oceánicas podrían haber sido oxigenadas durante la era Neoproterozoico (hace 1.000 to 542 millones de años) sin requerir un incremento del oxígeno atmosférico. Para determinar los niveles de oxígeno en las profundidades oceánicas, es crucial el equilibrio entre la demanda y el suministro de oxígeno. La demanda de oxígeno se crea mediante el hundimiento de material orgánico muerto en las profundidades oceánicas. El nuevo estudio argumenta que los primeros animales redujo este suministro de materia orgánica, tanto directa o indirectamente.
Las esponjas se alimentan mediante el bombeo de agua a través de sus cuerpos, filtrándo las pequeñas partículas de materia orgánica del agua, y ayudando así a oxigenar las plataformas oceánicas en las que viven. Esto selecciona de forma natural fitoplacton más grande, las pequeñas plantas del océano, el cual se hunde más rápidamente, reduciendo también la demanda de oxígeno en el agua.
Oxigenando más las aguas profundas de las plataformas oceánicas, los primeros animales filtradores incrementaron de forma inadvertida la eliminación del nutriente esencial fósforo en el océano. Esto a su vez reduce la productividad de todo el ecosistema marino, la supresión de la demanda de oxígeno y por lo tanto la oxigenación de las profundidades del océano.
Un océano más rico en oxígeno creó las condiciones ideales para que los animales más móviles evolucionaran, ya que tenían unos requisitos de oxígeno mayores. Estos incluían a los primeros animales predadores con agallas que comenzaron a comerse a otros, marcando el comienzo de la biosfera marina moderna, con el tipo de redes alimentarias con las que estamos familiarizados en la actualidad.
Via Exeter
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