Algunos jugadores tienen éxito sacándose cartas de la manga, obteniendo un rango más amplio de manos que jugar. Y eso mismo hacen algunas bacterias, cuya enorme capacidad para la variabilidad genética les ayuda a evolucionar y adaptarse a los entornos que cambian rápidamente. Ahora, un estudio de la bacteria Borrelia burgdorferi, causante de la enfermedad de Lyme, ha mostrado que la capacidad de evolucionar puede por si misma ser objetivo de la selección natural.