Una célula está compuesta por un núcleo que encierra la información genética y el citoplasma, el cual está confinado por la membrana externa que separa la célula del mundo exterior. La impermeabilidad de la membrana y su habilidad para autorepararse protege a la célula de su entorno. Aunque la resistencia de la membrana es fundamental para la superviviencia de la célula, esta también necesita dejar pasar partículas necesarias para su adecuado funcionamiento. El mecanismo mediante el cual una pequeña región de la membrana citoplasmática se invagina para forma un brote que será después seccionado para dejar moléculas y otras partículas en la célula es lo que se conoce como endocitosis.